Cargando contenido

La revolución de Carlos Sastre aquel julio del 2008

El ciclista español firmó para los libros del Tour de Francia una victoria histórica.

Después de toda una vida de profesional merodeando entre los diez primeros de las grandes vueltas por etapas, Carlos Sastre se consagró como ganador del Tour en 2008. Para ello hubo de rebelarse contra todo un equipo y el dúo de compañeros y hermanos Frank y Andy Schleck.

El exciclista abulense, ahora comentarista de televisión, siempre trabajó para un líder desde su debut profesional en 1997 en la ONCE, pero una vez que aprendió a llevar un equipo, asumió la responsabilidad en 2006 y 2007. Un año después, la gloria.

En 2008 llegó "la rebelión del Alpe D'Huez". Ganó la etapa y más de medio Tour

"Sabía que si quería ganar el Tour era mi última oportunidad, la que llevaba mucho tiempo esperando, era el día ideal para abrir diferencias y me dejé la vida en ello", recuerda Sastre.

Para ello tuvo que tomar decisiones dentro de un equipo donde estaban los hermanos Schleck, con los mismo objetivos. El español se tuvo que poner muy serio.

Sastre recuerda que antes de tomar la salida aquel 23 de julio había "20 tácticas diferentes y se discutió mucho", y que la gente estaba nerviosa y no sabía qué hacer. Él preparó su munición ajeno a todo.

"Me preguntaron si tenía algo que decir y señalé que hacía falta una táctica que funcionara, y que yo iba por la etapa. Ese día salimos del autobús sin saber qué hacer", recuerda.

La mayoría del equipo CSC apoyó a Sastre en su planteamiento, pero en la etapa se masticaba la tensión. Mientras el abulense quería atacar a pie del Alpe D'Huez, los Schleck querían hacerlo solo al final.

"Cuando ataqué desde abajo, a 15 kilómetros de meta hubo desconcierto, no se lo creían. Sabía que era mi día, pero aposté por todo. Subiendo me dolía todo, pero pensé que no me podía ir a casa sin haberlo intentado por lo menos. Fui cogiendo tiempo en solitario y me centré en sufrir, sin pensar en más. Quería ganar una etapa que te da nombre y prestigio, no me planteaba ser líder. Aquello se me quedó grabado para siempre".

Nadie daba un duro por Sastre.

"Lo comprobé con comentarios posteriores a la etapa. Muchos decían que iba a perder el maillot amarillo en la contrarreloj posterior. Y no fue así. Había comenzado un sueño y sabía que lo podía mantener".

En esta nota