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Jan Oblak, un "adicto al trabajo" y un portero "sin miedo"

Además es actualmente el guardameta por el que más se ha pagado en la Liga española.

El esloveno Jan Oblak, portero del Atlético de Madrid, deslumbró en la Liga de Campeones con un partido perfecto frente al Bayern, el enésimo reto superado por un guardameta "sin miedo", un tipo tranquilo y un "adicto al trabajo", según cuentan los entrenadores desde su debut como profesional con 16 años.

La semifinal fue del Atlético, pero también del cancerbero, sin el que el éxito de disputar otra final probablemente no hubiera sido posible, por sus diez paradas, un récord este curso en el máximo torneo europeo, por su seguridad, por su solvencia en las salidas y por una actuación incontestable hasta para el poder ofensivo alemán.

Una demostración más de Oblak, el portero por el que más se ha pagado en la Liga española -los 16 millones que desembolsó el club rojiblanco para ficharlo desde el Benfica-; una inversión segura según ha confirmado el tiempo, el paso de los partidos -ya 69 entre todas las competiciones con el Atlético- y su indiscutible talento.

Rodeado por una de las mejores defensas de Europa, es un muro para muchos de sus adversarios. Sólo ha recibido goles en un tercio de sus encuentros con el Atlético, 23 de 69. En 46 (15 la pasada campaña y 31 la actual) fue imbatible e insuperable para sus rivales y una garantía para su equipo, para el que hoy por hoy es esencial.

"Siempre alabo el trabajo, el compromiso y sobre todo la forma en qué fue ganando este lugar que tiene dentro del equipo. Llegó, no pudo jugar, se lesionó, Moyá lo hizo muy bien, él esperó su momento, trabajó y normalmente cuando uno trabaja las cosas suceden por consecuencia. Se hizo con el lugar y estamos muy contentos con él. Tiene un futuro enorme. Esperamos que su crecimiento no se detenga", decía su técnico, Diego Simeone, el pasado noviembre sobre él.

El trabajo es una constante en el guardameta, cuando era el suplente en el equipo rojiblanco -sólo disputó siete de los primeros 42 encuentros oficiales de la pasada temporada- y cuando es fijo en el once, desde el 17 de marzo de 2015 frente al Bayer Leverkusen en la Champions, cuando una lesión de Moyá le dio la titularidad.

Ya no la soltó, sólo con descanso en la Copa del Rey, con su compañero como el portero elegido para esa competición. Y tampoco paró de trabajar, sin un momento de relajación, sin alejarse nunca de la idea de que cada día debe demostrar que merece jugar.

Desde los 16 años, desde que Oblak, hijo de portero, debutó como profesional en el Olimpija de Liubliana, en julio de 2009, cuando recorría diariamente en bicicleta los 25 kilómetros que separaban su pueblo del lugar de entrenamiento, cuando iniciaba una carrera que apuntaba alto, camino primero del Benfica y después del Atlético.

Cuando dio el salto al Benfica, Andrej Kracman, su entrenador de porteros en el club esloveno, hablaba entonces mucho con él por teléfono, según cuenta en la página web oficial de la UEFA, cuando era habitual en el banquillo, con 17 años, un futuro enorme y sin minutos: "Jan no tiene miedo. Es realmente un adicto al trabajo".

"Siempre me ha sorprendido su madurez. A pesar de que él era tan joven cuando jugó en el primer equipo del Olimpija, él estaba ansioso por escuchar y seguir todas las instrucciones", explica Jani Pate, su técnico en el club esloveno, del que fichó por el Benfica en el verano de 2010.

Triunfar en Portugal fue otra cosa, más larga en el tiempo. Necesitó paciencia y esfuerzo mientras iba cedido de un club a otro. Del Beira Mar al Olhanense, ambos en 2010-11 y como suplente; del Uniao Leiria, ya con 17 encuentros en 2011-12, al Río Ave, con 31 en 2012-13, en el que coincidió con el entrenador Nuno Espírito Santo.

"Oblak es un portero al que aprecio por las habilidades técnicas que tiene, pero también por su carácter. Es un portero que se enfrenta a los retos de una manera muy tranquila, sin ningún tipo de estrés o nervios, independientemente del rival", explica el extécnico del Valencia en declaraciones a la página web de la UEFA.

"Es uno de esos porteros a los que le gusta trabajar, uno de esos que van a entrenar duro, a aprender y a mejorar. Era muy sencillo trabajar con él. Oblak lee muy bien el juego. Es bueno cuando sale, técnicamente es muy fuerte y tiene la cabeza muy bien amueblada", explica Carlos Pires, su exentrenador de porteros en el Beira Mar.

En 2013-14, en su primera oportunidad real de triunfar en el Benfica, surgida de una lesión de Artur, lo hizo con determinación y con sus múltiples cualidades, las que llevaron al club rojiblanco a ficharle en 2014-15 para suplir una baja importantísima, el belga Thibaut Courtois. Entonces parecía insustituible; ahora no. Está Oblak, el impulsor de otra final de Champions del Atlético. 

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