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César Rincón: “Fallo de la Corte ratifica que el toreo es expresión artística y cultural del ser humano”

Habló el maestro Cesar Rincón con la periodista de la agencia EFE Esther Rebollo, para manifestar su satisfacción por la decisión de la Corte Constitucional, la que corrobora lo que pregona el artículo primero de la ley 916 de 2004 “El toreo es una expresión artística y cultural del ser humano”.

Esther Rebollo-Agencia EFE

César Rincón, el mejor torero colombiano de todos los tiempos, celebró la decisión de la Corte Constitucional de restituir la fiesta brava en Bogotá, prohibida desde 2012 por el alcalde Gustavo Petro, porque recupera una "expresión artística y cultural" inherente al país.

"Es una gran felicidad porque una vez más la Corte Constitucional ratifica que el toreo es una expresión artística y cultural", dijo el que fuera una gran figura de los ruedos hasta su retirada en 2008, cuando habían pasado 25 años desde su alternativa y con una carrera en pleno auge.

El matador, que hoy cría toros de lidia en Colombia y España, es uno de los paladines de la defensa de la tauromaquia en un país que cuenta con una gran tradición, pero que se ha topado en los últimos años con gobernantes y activistas antitaurinos.

Pero el Constitucional ratificó el 4 de febrero un fallo del pasado 2 de septiembre que obligaba a restituir "de manera inmediata" La Santamaría como plaza de toros, después de que Petro, del Movimiento Progresistas, prohibiera hace más de dos años las corridas.

La alcaldía ha acatado el fallo, pero ha advertido de que la plaza no se reabrirá hasta 2016, cuando concluyan las obras de rehabilitación.

"Aquí -apuntó Rincón- hay un tema de libertades que empieza con el propio desarrollo del ser humano, con la libre autodeterminación y con elegir dónde queremos estar y qué es lo que queremos hacer".

Los hombres "somos los que hemos dado el estatus a los animales y no los animales a nosotros. El toro de lidia no es un animal de compañía, como el gato o el perro, es un animal de combate desde que nace hasta que muere", defendió Rincón.

A su juicio, "mucha gente, por su ignorancia, pone en el mismo nivel" a animales y humanos, por eso hay "mucha hipocresía" entre los defensores de los animales.

Asimismo agradeció el apoyo que toreros de talla mundial, como "El Juli", José María Manzanares, Curro Vázquez, Miguel Ángel Perera, Iván Fandiño, Sebastián Castella o Luis Bolívar, expresaron en noviembre pasado cuando acudieron a Bogotá para reclamar la vuelta de los toros a La Santamaría.

Sobre la importancia de la fiesta brava en Colombia, indicó que "los pilares más importantes son los ganaderos que, a bien, trajeron de España reses de lidia en los años noventa", al igual que él mismo.

En su finca de Albán, repleta de toros de encaste Domecq, Rincón repasó su carrera y recordó sus triunfos, especialmente aquel 21 de mayo de 1991 en Las Ventas de Madrid cuando salió por primera vez por la puerta grande.

Otras cinco veces más consiguió esa hazaña en Las Ventas, además de cortar orejas a diestro y siniestro en La Maestranza de Sevilla y la Monumental de Barcelona, entre otras arenas de renombre.

También ríe a carcajadas cuando se le pregunta si volvería a vestirse de luces para reabrir La Santamaría de Bogotá: "todo en la vida tiene momentos y etapas, yo en este instante no me veo vestido de torero", remarcó, para confesar que se siente "un hombre feliz".

Rincón cría casi 1.500 toros de lidia en sus fincas de Albán y El Torreón, ésta última en Santa Cruz de la Sierra, en Extremadura, además de tener un próspero negocio de ganado de engorde.

"Después de tantos años logré lo que yo soñaba, ser una figura del toreo, sacar a mi humilde familia adelante, un reconocimiento artístico impresionante, dejar un legado importante a mis hijos, de rectitud", relató.

Este hombre de campo, y de origen humilde, que vive entre toros y veterinarios, entre Colombia y España, también reveló que la hepatitis C que contrajo en 1990 tras una transfusión de sangre en la caleña plaza de Palmira, a causa de una cornada, fue "un reto más" que le permitió "aferrarse a la vida".

Aquel suceso le dejó fuera de los ruedos durante tres años y estuvo a punto de acabar con su vida. Aún así se siente agradecido: "siempre me he acordado de las personas que muy amablemente me donaron sangre, por ellos estoy aquí", remarcó.

Lo peor que le ha ocurrido, relató, fue perder en 1982 a su madre y hermana en el incendio que se desató en su vivienda; y lo mejor, su gran triunfo de 1991 en Madrid.

Hoy Julio César Rincón sueña como la mayoría de los colombianos con ver a su país en paz porque, reconoce, los 50 años de conflicto armado han impedido el desarrollo que merece Colombia.

"Es fundamental el desarrollo del campo, seguramente vamos a crecer, eso deseamos con la paz", concluyó este empresario, deseoso también de volver a ver toros en La Santamaría de Bogotá.

 

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