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El despotismo marcó la reunión con el Alcalde de Bogotá

Hubo reunión de los novilleros de la huelga de hambre, los de la Santamaría, con el Alcalde de Bogotá y no se sabe que hubiera sido peor, si que se diera el encuentro o que no se diera, pues ella estuvo marcada por la displicencia, la arrogancia y el despotismo el mandatario local.

El jueves en las horas de la tarde el Alcalde de Bogotá recibió a los novilleros que adelantan la huelga de hambre en las afueras de la plaza de toros de Santamaría, en el Palacio Líevano, sede del gobierno Distrital.

No fue un encuentro, fue un desencuentro. La arrogancia y prepotencia del Alcalde que se dice enarbolar banderas de democracia, conciliación y equilibrio gubernativo, echó por la borda cualquier punto de acercamiento, pues lo primero que expresó es que mientras él esté en la alcaldía, la plaza de Santamaría no se abrirá y lo segundo, adportas de un fallo de la Corte Constitucional, éste dijo que de salir favorable a la fiesta brava, no lo cumplirá, como no ha cumplido el mandato de la Ley 916-2004, “y si me toca irme para la cárcel, pues me iré”.

Es un provocador y violador de la armonía social. Su personalidad extraña, pero no por excéntrica y brillante, sino por desajustada, contradictoria y bipolar, se convierte en la más deseada por parte de la Asociación Siquiátrica Colombiana que amerita su análisis de alto riesgo como caso excepcional de lo que comporta un ciudadano con poder.

Por ahora los novilleros dijeron continuar con la huelga y resistir.  

 

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