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En Granada volvió José Tomás, triunfó con tres orejas

Volvía José Tomás a vestirse de luces en España, y lo hacía en Granada, el día del Corpus, con Finito de Córdoba y Rafael Cerro en el cartel y con tres toros de Victoriano del Río y tres de Garcigrande y Domingo Hernández.

Con soltura y buena muñeca saludó Finito la humillación del burraco primero, que tuvo empleo y poder en el caballo. Tuvo altibajos la faena de muleta, que siempre rayó a buen nivel, con tres tandas sobre la diestra de templada lentitud y largo viaje que hicieron crujir la repleta plaza. Menor fue el tono sobre la zurda, por donde se confió menos el torero en el reboce del animal, entregado y con transmisión. Pero pinchó Finito y se fue el premio al limbo.

Tuvieron empaque y mucha armonía en la cadencia las verónicas de José Tomás al segundo, humillador castaño de mucha entrega que se devolvió por flojo tras el tercio de varas.

De Garcigrande era el jabonero sucio que salió como sobrero, que tuvo cierta aspereza en el inicio en el que José Tomás alternó verónicas con ceñidas chicuelinas. De menos a más fue el trasteo, bien cimentado, bien construido para que llegase el toreo con la mano izquierda, ligado y largo, quizá no tan limpio como puro. De gran calidad el final hacia adentro, conquistada la voluntad del jabonero, y la estocada hasta las cintas de la que tardó en caer pero no en propiciar el triunfo.

Lanceó Cerro al tercero con parsimoniosa armonía, más templado y sentido que en el posterior quite por chicuelinas. Asiento, aplomo y muchísima quietud fueron las armas que esgrimió Cerro. Templado con la diestra, empatado y compuesto, fue con la chota con la que disparó el toreo, aprovechando la gran clase del animal, que tardaba en arrancar pero lo daba con entrega una vez en el embroque. Final de circulares con el animal a menos y una gran estocada le pusieron en las manos una oreja.

Le faltó ritmo al cuarto para embestir en el capote de Finito, pero derribó después al penco. Más inseguro estuvo con la muleta, con la que dejó detalles de gran calidad muy sueltos entre las tandas, que fueron a menos hasta que se rajó el de Domingo Hernández y se acabó la historia. Lo mató de estocada corta y escuchó silencio.

De ralentí máximo fue la docena de verónicas con las que abrochó el saludo en los medios José Tomás al quinto, que luego recargó en una gran vara de Luis Viloria. Hubo compromiso máximo en la muleta, con el toro de Victoriano dejándole embestidas de cara suelta, el torero tragando un mundo e imponiéndose con espartano valor para hacer el toreo con pureza. Pero al perderle la Vara tras una tanda, el animal se arrancó y volteó al torero, que quedó colgado de un pitón dramáticamente para hacer en el suelo inerte después. Fue llevado a la enfermería y antes de que Finito pasaportase al animal volvió a salir el madrileño para despenarlo de una estocada y pasear las dos orejas entre el fervor del tendido.

De rodillas en el tercio recibió Cerro al cierraplaza, toro de exigencia pero también de buen fondo que le embistió con humillación en el percal. Gaoneras enseñó en el quite el extremeño y a los medios se fue a comenzar sin probaturas con la muleta. Toro de entrega en 20 pases y de reposición después, con lo uno y con lo otro apechugó Rafael, que se enterró en la arena para lanzar muleta con pureza y tragar en los embroques con decisión y garra. Muy bien Cerro en el compromiso y en el trazo, pero los pinchazos no le privaron del premio y la puerta grande.

 

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Granada. Feria del Corpus, primera de abono. No hay billetes.

Toros de Victoriano del Río (con entrega, humillación y calidad el buen burraco primero; áspero y descompuesto el quinto; exigente y con transmisión el sexto), Garcigrande (segundo bis, sobrero, de movilidad humillada y pasador) y Domingo Hernández (segundo, devuelto por inválido; enclasado y con entrega el tercero; rajado y a menos el vulgar cuarto).

Finito de Córdoba (sangre de toro y plata): silencio tras aviso y silencio.
José Tomás (tabaco y oro): oreja y dos orejas.
Rafael Cerro (blanco y plata): oreja y oreja.

 

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