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Ginés Marín un novillero que ilusiona a los españoles

España esta viviendo una época de dulce en cuanto al escalafón de los novilleros, por la calidad y naturalidad exhibido por cada uno de ellos. En la actualidad son alrededor de catorce muchachos que prontamente renovaran las filas de los matadores. Uno de ellos de tremendo arte es el Jerezano Ginés Marín.

En España hay una buena camada de novilleros en este 2014 que da frescura a la prolongación de la fiesta en cuanto a uno de sus protagonistas como son los toreros, es decir, mientras haya novilleros, habrá futuro.

Se destacan y toman ventaja los nombres de José Garrido, Francisco José Espada, Jorge Éxpósito, Gonzalo Caballero, Borja Jiménez, Lama de Góngora, Luis Gerpe, Martín Escudero, Posada de Maravillas, Vicente Soler y Ginés Marín. El periodista del Diario ABC de Madrid, trae una crónica de lo que fue la actuación en Zaragoza, del novillero Ginés Marín, en la que todo es elogio para un muchacho que desde muy niño se destaca en ésta profesión:

Por: Ángel González Abad

Qué torero! Ginés Marín, un chavalín de Jerez, bordó el toreo en la segunda de la Feria del Pilar. Huele a torero caro ya solo por las formas de coger el capote. No engaña, y si además juega los brazos con gusto y mimo, rezuma temple, se queda quieto y se los pasa muy cerca, el resultado es un novillero que ilusionó a los aficionados y que los puso en pie en no pocas ocasiones, vamos.

Venía a Zaragoza de ganar el prestigioso Zapato de Oro, el trofeo del ciclo de novilladas de Arnedo, el más importante de la temporada, y encandiló de principio a fin. ¡Qué torero!

Y eso llevándose el peor lote de la buena novillada de Jandilla-Vegahermosa. A su primero lo recibió de forma espléndida con el capote; la media, un deleite. Muletazos largos, con sensibilidad, con torería. Los pases de pecho descomunales, los trincherazos, carteles de toros, y la locura en la Misericordia. Tras la estocada, un punto desprendida, es verdad, una oreja, petición de la segunda y negativa presidencial para abrirle la puerta grande.

En un quite por gaoneras al quinto se llevó un volteretón y el sexto, el garbanzo negro, no le dio opciones. Pero ¡qué torero!

La ovación final fue el reconocimiento del público para un ilusionante Ginés Marín. ¡Qué torero!

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