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Latinoamérica mejoró en los juegos olímpicos de invierno

Latinoamérica tuvo mejores resultados en los Juegos de Sochi-2014 que cuatro años antes en Vancouver, pero las medallas todavía parecen una quimera.

Latinoamérica no pudo superar el mejor resultado de su historia, el noveno puesto de Isabel Clark en el snowboardcross en Turín-2006.

El deporte latinoamericano de la nieve llegaba a los Juegos de Invierno de Sochi-2014 con dos posibilidades tangibles de medalla, las dos en la misma prueba, el slopestyle de esquí artístico, con la chilena Dominque Ohaco, de 18 años, y la paraguaya Julia Marino, de 21, que terminarían en los puestos 13 y 17.

Ambas habían estado entre las 15 primeras del ránking mundial pero no tuvieron su día. Aunque su juventud deja entrever que pueden aspirar a una medalla en los próximos Juegos de Pyeongchang-2018, en Corea del Sur.

Chile puede presumir de haber tenido el mejor resultado latinoamericano en estos Juegos, con ese decimotercer puesto de Ohaco.

Julia Marino, que fue la primera paraguaya en participar en unos Juegos Olímpicos de Invierno, estaba inconsolable tras caerse durante la prueba.

La joven de 21 años, nacida en El Chaco, pero criada en Estados Unidos, al ser adoptada cuando tenía seis meses, se puso a llorar tras la prueba.

"Mi impresión fue de pura decepción. Sentí como si hubiera decepcionado a mi país y a mí misma", señaló la paraguaya.

El segundo mejor resultado latinoamericano fue el decimocuarto puesto de la brasileña Isabel Clark en snowboardcross, quien sigue siendo con su noveno puesto en Turín-2006 la referencia latinoamericana en la historia de los Juegos.

Clark fue la mejor de la selección de Brasil, que batió el récord de participación de un país latinoamericano en el evento con 13 atletas.

Otro buen resultado latinoamericano llegó con el decimosexto puesto de la chilena Stephanie Joffroy en la prueba de skicross de esquí artístico, que se cayó cuando estaba a un paso de entrar en semifinales y lograr uno de los primeros lugares.

Argentina y Chile fueron de nuevo los grandes protagonistas latinoamericamos en el esquí alpino.

La argentina Macarena Simari logró el mejor papel con un 20º puesto en la supercombinada, mientras que su compatriota Salomé Báncora logró a sus 20 años una esperanzadora 25ª plaza en eslalon.

Entre los chicos lo más destacable fue el 29º puesto en supercombinada de Cristian Simari, mientras que el joven chileno Henrik Von Appen, de 19 años, terminó dos veces en el puesto 32.

En la delegación argentina se vivió un clima de tensión debido a la no inclusión en el equipo de la tercera de las hermanas Simari, Belén, lo que generó una serie de declaraciones acusadoras entre la federación y los miembros de la familia.

Perú volvió a estar reprentada por Roberto Carcelén en esquí de fondo y los hermanos Ornella y Mafred Oettl Reyes, nacidos en Alemania, en esquí alpino, quienes no lograron entrar entre los 50 primeros.

Roberto Carcelén, que disputaba su última prueba con 43 años, protagonizó uno de los hechos más comentados de los Juegos. Tras haber roto dos costillas dos semanas antes de la prueba de 15 km de esquí de fondo, se decidió a correr a pesar de la opinión contrario de los médicos.

Entró en el puesto 87 y último, entre la ovación del público, puesto en pie y entregado.

"Hacía calor, la nieve estaba muy resbaladiza. Pero el final ha sido fantástico. Algunas docenas de peruanos estaban aquí y me dieron inspiración. Fue la última prueba de mi carrera. Ahora quiero trabajar con niños, enseñarlos a esquiar y ayudarlos a entrar en unos Juegos", señaló el peruano.

El príncipe alemán Hubertus de Hohenlohe representó a México por sexta vez en unos Juegos Olímpicos a sus 55 años. Duró menos de un minuto en el eslalon, pero su combinación de mariachi con la que compitió dejó huella en los Juegos.

Por último, el venezolano Antonio Pardo, de 43 años, participó en el gigante, pero se le soltó una fijación de un esquí y se cayó en la primera manga. Feliz con su experencia olímpica, mantuvo su sonrisa después de la prueba.

Entre la treintena de latinoamericanos participantes en Sochi no hubo medalla, ni siquiera diploma olímpico, aunque la juventud de algunos como Dominique Ohaco, Julia Marino o Salomé Bámcora da lugar a la esperanza de que los resultados pueden ser mejores.

Aunque la primera medalla de un deportista latinoamericano parece una quimera a corto plazo.

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