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Nubarrones sobre Cali y Medellín (renunció Benjamín de los Ríos), ¿por qué no pensar en cambios?

Se nos informa sobre los problemas económicos, financieros de las empresas de Cali y Medellín y del riesgo de la no realización de sus próximas ferias. Que una empresa taurina se quiebre no es novedad, a lo largo de la historia del negocio taurino es común, lo importante son los cambios.

Las empresas son autónomas en  las determinaciones internas de los destinos de sus objetivos y ahí, creo por respeto, nadie que no pertenezca al círculo interno de sus socios o componentes, puede entrar. Lo que sí pienso, es que en materia taurina, las empresas manejan un interés que es de todos los aficionados y es la fiesta brava, es la tauromaquia y eso es un patrimonio que incluso, no tiene ni territorialidad ni nacionalidad, es universal.

Dicho lo anterior, me da licencia para expresar que la empresa de Cali que maneja la linda plaza de Cañaveralejo, desde hace algunos años esta más empreñada en poner todos sus esfuerzos, esperanzas e ilusiones, en vender los parqueaderos aledaños al coso de la Guadalupe con 5ª, por una elevadísima suma de dinero que tiene soñando hoy a quienes heredaron el patrimonio taurino de esos patriarcas como Joaquín Paz Borrero, Pepe Estela, Abraham Domínguez, Ernesto González Piedrahíta, Donald Rodrigo Tafur, Alfonso Bonilla Aragón, Eugenio Castro Borrero, Eduardo Buenaventura Lalinde,  que en hacer toros.

Algunos expresan que Cañaveralejo es el supermercado de los ganaderos del Valle, en donde ponen en venta sus encierros. A parte de ser cierto, esto no es problema, porque con esa motivación se construyó Cañaveralejo para lidiar los encierros de los ganaderos del Valle y del Cauca y con esa misma, se construyó la plaza de  Santamaría de Bogotá, por parte de Don Ignacio Sánz de Santamaría, para lidiar sus Mondoñedos.

Ese no es el inconveniente. El problema es que los directivos de Cañaveralejo dejaron de soñar y de pensar en lo taurino, ahora los distrae e ilusiona la venta de los parqueaderos.

Medellín y su Macarena andan por lo mismo. Recordemos que grandes ciudadanos como Rafael Uribe Piedrahita, Antonio Restrepo, Carlos Peláez y Carlos I Molina, se metieron la mano al bolsillo para construir la coqueta plaza de la Macarena en 1945, al lado del río.

 El taurinismo de estos adalides fue tal que la hicieron, no como los caleños, para lidiar sus toros, sino por su afición para ver a Manolete, Gitanillo de Triana, Carlos Arruza, El Viti, Paco Camino y muchos más. Lo que pasó fue que los altos impuestos derivados de la valorización por la canalización del río Medellín, los llevó a entregar la plaza al municipio, algo parecido a lo de Don Ignacio Sanz de Santamaría con la primera plaza del país.

Luego y dando un salto histórico, la empresa TESMA, la misma de Don Manolo Chopera y Jaime Arango, manejó La Macarena por 25 año, dejando la plaza con 14 festejos, varias novilladas, 6.000 abonados y un ambiente siempre taurino.

Este patrimonio lo hereda Cormacarena que ya completa 22 años, con un comienzo ilusionante, un intermedio consolidado y un ocaso que preocupa.

Santiago Tobón Echeverri, cabeza visible de Cormacarena, es un luchador, quizás un gladiador que se bate en medio de las adversidades, de manera sorprendente y con aterradora serenidad, como si todo le resbalara y nada le importara, por lo menos su relajado acento hace creer eso, pero lo cierto es que a Tobón hay que reconocerle sus victorias y apuesta por los toros en la capital antioqueña. Pero lo mismo que Cali, ahora se distrae en otras cosas que dan un poco de más dinero, los conciertos, las presentaciones artísticas, las concentraciones religiosas y Bíblicas y tiene a La Macarena con cinco corridas, un festival, una novillada, 1.800 abonados y un futuro muy incierto, empujado entre otras cosas, por los “antis” de la ciudad, a los que les están comiendo cuento algunos médicos de la junta del hospital San Vicente de Paul, accionista mayoritario de la plaza.

Y como noticia, su escudero Benjamín de los Ríos, el hombre de los detalles en las temporadas, renunció a Cormacarena.

Que una empresa taurina se quiebre, eso no es ninguna novedad. Se han quebrado las grandes casas taurinas. El punto está en EL CAMBIO, en que se permita la renovación, la innovación, el apoyo para que quizás otros o los mismos con otros, saquen adelante la empresa y la actividad taurina.

Los Lozano han salido, entran los Chopera, salen los Chopera, entran los Matilla, salen los Matilla, entra el francés Casas, sale Casas, entra José Cutiño, sale Cutiño, entra el comandante Dorado y así, hasta que la empresa y la plaza respectiva se estabilizan. ¿Será muy difícil poner en condiciones atractivas de manejo y administración, las plazas de Cali y Medellín?.

Un interesante planteamiento que llamaron “La Industria de la Tauromaquia en el Siglo XXl en España”, trae la siguiente conclusión, con la que quiero rematar este artículo:

El gran problema del toreo, es que ha vivido de la propia inercia de la historia. Y cada uno ha ido a lo suyo. Existe el sector, pero no se trabaja como una industria que es. Es necesaria una estructura profesional que ponga orden y concierto. Y hay que hacerlo ya. Para defendernos de los ataques exteriores, y para vertebrar el sector, a nivel interno. Y por supuesto, para organizar, junto a aficionados y públicos, el futuro de la Tauromaquia.

Es necesario, poner en valor y dar una mayor musculatura SOCIAL, CULTURAL, MEDIÁTICA Y ECONÓMICA a la Fiesta de los toros.

Hay quienes piensan, que puede haber personas en el mundo del toro que nos le interesa cambiar. Que les va bien como están, y que tienen miedo a perder ciertas cuotas de poder. Nosotros decimos, que si alguien piensa así, a ésta gente, les va a quedar muy poquito poder que administrar. Y además, pierden la oportunidad de crear y desarrollar una industria, que podría generar mucho más activos y riqueza, a través múltiples sinergias que se podrían crear en muchos ámbitos de los que abarca la Fiesta de los toros (ocio, cultura, gastronomía, turismo, merchandising…..).

Es muy importante, que haya desde la prensa, aficionados, y muchos profesionales, que sí están dispuestos a cambiar cosas, a crear un movimiento de cambio. Hay muchos profesionales, que están dispuestos a ayudar, y es hora de apoyarlos, y no tanto, a aquellos que parecen que quieren cambiar, pero en realidad, no tienen voluntad real. Es hora de apoyar el CAMBIO. Es hora de apoyar a los que verdaderamente tienen una mentalidad moderna y positiva. Y si alguien, no quiere, que se aparte o se quede atrás.

El propio sector debe echar a aquellas personas que ponen trabas con una mentalidad y un discurso de otro siglo. Lo mejor es que ya sabemos que con ciertas personas no podemos contar. No importa. Lo realmente importante es que dentro de los ganaderos, toreros y empresarios, hay gente dispuesta a ir de la mano para afrontar el SIGLO XXI en mejores condiciones. Adelante.

 

 

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