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La Confederaciones terminó con protestas afuera del Maracaná

Miles de manifestantes marcharon el domingo hacia el Maracaná y chocaron con la policía a 300 metros del mítico estadio, donde Brasil ganó a España 3-0 en un emocionante partido para conquistar la Copa Confederaciones.

Dentro del estadio, el ambiente era de fiesta inolvidable: casi todos los 78.000 espectadores vestían la camiseta de la "seleçao" y alentaron al equipo en cada jugada.

Fuera, más de 3.000 manifestantes marcharon un kilómetro y medio hacia el estadio, pero cuando varios encapuchados intentaron romper una barrera policial 15 minutos antes del juego, fueron dispersados con gases lacrimógenos, bombas de ruido y balines de goma.

Unos 11.000 policías -6.000 policías militares, más integrantes de la Fuerza Nacional, la policía federal y civil y la guardia municipal- garantizaban la seguridad en torno al Maracaná.

La presidenta Dilma Rousseff, que fue abucheada en el juego de apertura de la Confederaciones el 15 de junio en Brasilia, junto al presidente de la FIFA Joseph Blatter, no asistió a la final, pero felicitó a los jugadores por ganar por cuarta vez la Copa Confederaciones.

"En esta campaña memorable, nuestros jugadores mostraron alegría, creatividad, espíritu de equipo y unión que conquistaron a todos los brasileños y ofrecieron al mundo un gran espectáculo", dijo.

Más de un millón de brasileños se volcaron a las calles de todo el país el 20 de junio en las mayores manifestaciones en dos décadas, indignados por el alza del precio del transporte público, la corrupción de la clase política y los gastos millonarios en la Copa Confederaciones y el Mundial 2014, en vez de destinarlos a salud y educación.

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