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Deportivo Pereira, Torneo Águila
Deportivo Pereira, principal candidato al ascenso en el Torneo Águila.
Colprensa

Un premio maldito

Es casi imposible que un equipo que asciende se mantenga en la A.

Colombia es el único país del mundo en el que un premio se convierte en un  castigo. Eso le ocurre a los equipos que durante todo un año luchan por ascender de la  B  a la máxima categoría. Así ha sido casi desde el comienzo de este formato en el fútbol colombiano. Nadie lo entiende, parece un contrasentido pero así es.

Los clubes que juegan casi sesenta partidos para ascender gozan muy poco su triunfo y pasan, de la noche a la mañana, a pensar en lo que se viene , arribando a la A con un promedio que no es de ellos, sino que heredan de los dos peores equipos de la temporada pasada y que por tal motivo caen a la segunda división.

Un equipo como el Deportivo Pereira, por ejemplo, que puede ser uno de los equipos que asciende esta temporada, llegará a la liga para competir con el mismo puntaje del último que es Jaguares con 77 puntos y una diferencia de gol de -53.

La diferencia con el Deportivo Pasto, que ocupa en esta tabla el lugar 16, es de 12 puntos y una diferencia de gol de -10. La pregunta es, ¿cuándo un equipo ascendido se quita ese piano tan pesado de encima si llega con tanta desventaja?

Es casi imposible, salvo que el que ascienda haga una campaña casi perfecta, que le permita mantener la categoría, incluida clasificación a instancias finales del torneo, como es el caso del Cúcuta Deportivo: no pueden darse el lujo ni siquiera de pestañear o de tener un bajón a lo largo del torneo, situación que es muy normal en un campeonato tan extenso.

Lo que está claro es que no es justo. Pareciera que en la misma Dimayor quisieran que los ascendidos no permanezcan mucho tiempo en la Liga, que tengan una pequeña pasantía y se devuelvan. Son mirados como los hermanos pobres del fútbol.

Es el eterno dilema de todos los años por esta época, pero también cabría la pregunta para los mismos directivos de la B, que bien podrían proponer un sistema menos desigual, más equitativo y que fuera un verdadero premio para lo que tanto luchan.

Bien dicen que a las derrotas se les hace el duelo y que las alegrías son más cortas, pero también es cierto que ellos, los directivos de la B, tienen en sus manos cambiar el rumbo de los ascendidos y que todos jueguen con las mismas reglas, para evitar el mismo discurso de final de año.

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Antena 2
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