Cargando contenido

“La actitud del torero no es negociable”, dijo Juan de Castilla tras su actuación en Madrid

Se presentó el novillero colombiano Juan de Castilla, dejando en el ruedo de las Ventas de Madrid, la mejor impresión, tras cortar una oreja que pudieron ser dos, si el palco presidencial evalúa con otro rasero, postura que provocó una gran bronca. El antioqueño rozó la puerta grande.

En entrevista a ¡Los Toros! de RCN, Juan de Castilla, novillero antioqueño, habló muy bien, según me dicen quienes lo vieron que habló como toreó en Madrid.

Su valentía quedó a prueba y más con sus palabras en RCN que demuestran que no son al viento, sino que hacen parte de una firme convicción: La actitud del torero no es negociable, es salir al todo por el todo que ganas no me falten”….dijo el torero antioqueño.

Pero la periodista del ABC de Madrid, Rosario Pérez, escribió su crónica que aquí reproduzco, por clara y sentida:

Juan, mátalo, mátalo que te va a coger», repetía en estado de absoluta tensión un joven sentado en el tendido bajo del «3». Aquella voz parecía sacada de «Juncal». Y de otro tiempo era la valentísima estampa del tal Juan. ¿Tal? Don Juan este domingo; De Castilla su apellido en los carteles de esta España a la que vino desde Colombia sin nada más que su propio yo. Y ese «yo» esconde valores y unimpactante valor, con capacidad para posicionarse en un escalafón de novilleros con porvenir.

Tal y como pronosticaba aquella voz del tendido «3», la cogida sobrevino. No se equivocó Ángel Santamaría, que se presentaba como «su hermano, aunque no de sangre». Con este joven compartió Juan de Castilla aventuras por tierras sevillanas, donde comenzó a forjarse el sueño español del torero de Medellín. Porque Medellín tiene ya un torero. Colombia está de enhorabuena, y muchos de sus paisanos fueron testigos del futuro.

Suyo fue el peor lote de la potable e interesante novillada de Villamarta -desigual, con unos más más guapos y otros más feos, con alguno que era como aquel hombre ¿o mujer? de Quevedo a una nariz (o cuernos en este caso) pegado-, y con el dueto más desagradecido hizo lo mejor y se ganó los mayores plácemes. El quite de su tarjeta de debutaceleró los corazones y habló por sí solo: aquello era el desprecio a la vida, como si no hubiese vida sin toreo y sin triunfo... Se la jugó Juan de Castilla de principio a fin. Ni un paso atrás, siempre al frente en su seria actuación, de mucha importancia.

Inmenso natural

Madrid reconoció su sincera colocación, en el sitio donde brama la verdad. En su más que prometedora presentación en el coso capitalino sobresalió un natural de acá hasta allá, largo, inmenso como el océano que le separa de su familia, de temple mayor y mando a rastras. Aquel zurdazo resplandeció en su notable faena al tercero, con buenos muletazos por ambos pitones, puro el cite, firme desde un inicio en el que «Pelón» le lamió con el pitón el rostro hasta el ceñido epílogo por bernadinas. El volteretón anterior fue tremendo, pero nunca se arrugó. Se ganó una oreja de mérito tras un espadazo con lentitud en la suerte. Después de fundirse en un abrazo visible e invisible con quienes creen y creyeron en él, su apoderado Álvaro Polo y Néstor García, obsequió el trofeo a su «hermano» Ángel, que lo aclamaba en pie.

A punto estuvo de arrancar otro al deslucido sexto, que tomaba a regañadientes las telas. Juan de Castilla logró corregirle defectos, siempre con aplomo y entrega, y de uno en uno obtuvo muletazos cabales y de esperanza, muy resolutivo en todo momento, con raza. Tuvo la listeza de cerrar por manoletinas de rodillas -¡infárticas fueron!-, pero la estocada cayó delantera y el presidente no consideró suficiente la petición. Qué bonito habría sido que esa Puerta Grande que estrenó en abril un peruano llamado a ser figura (Roca Rey) la cruzara en septiembre un colombiano -afincado en Guadalajara- al que deberían abrírsele las puertas de los principales escenarios la próxima temporada. Los empresarios de su país tomaron nota ya...

En la Fiesta más universal, compartió cartel con Miguel Ángel León, que ratificó sus condiciones y sus ganas de ser desde la portagayola al noble y boyante primero, con el que ligó buenas series, hasta su valiente faena al cuarto, en el que fue volteado. El sevillano, que brindó a Manuel Escribano, dio una vuelta al ruedo, al igual que el debutante David Fernández, valeroso y con muchas ganas con un primero rebrincadote que sirvió y con un flojo quinto, muy protestado.

La gente salió hablando de Juan de Castilla, de purísima y oro su debut, por fuera y por dentro, sin traiciones a la verdad de la vida y el toreo.

Ficha de la novillada

MONUMENTAL DE LAS VENTAS. Domingo, 20 de septiembre de 2015. Unas cinco mil personas en tarde agradable. Ciclo de encastes minoritarios. Novillos de Villamarta, dispares de hechuras, desiguales, interesantes en conjunto, se dejaron en general.

MIGUEL ÁNGEL LEÓN, de verde y oro. Estocada defectuosa (vuelta al ruedo tras petición). En el cuarto, estocada caída atravesada (silencio).

DAVID FERNÁNDEZ, de nazareno y oro. Estocada desprendida (vuelta al ruedo tras petición). En el quinto, pinchazo hondo y dos descabellos (silencio).

JUAN DE CASTILLA, de purísima y oro. Estoconazo en el rincón (oreja). En el sexto, estocada delantera (saludos tras petición).

En esta nota