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Cristóbal Pardo y los toros de las alturas

En tertulia con ¡Los Toros! de RCN, el diestro colombiano Cristóbal Pardo contó de su curiosa y particular vida que lleva como torero y administrador de una ganadería a 4.300 metros de altura, en territorio peruano.

no me explico cómo embisten unos toros que se crían a 4.300 metros de altura sobre nivel del mar o más”, nos dijo sorprendido el torero Cristóbal Pardo,  quien en la actualidad administra la ganadería de Checayani en el Perú, sin desistir de ser torero que es lo que más ama.

Cristóbal Pardo es el diestro colombiano que más tardes actúa en territorio peruano, llegando a sumar cada año,  entre 20 o 25 corridas. Pero no solo llegó a suelo Inca, entró al corazón de Rocío Torres, la dueña de una inmensa fortuna, heredera de varias minas de oro que hoy la tiene convertida a ella y a su señora madre, en las personas más ricas del Perú.

La joven Rocío, porque cuenta con 27 años, tiene la firme convicción de cumplir el sueño de su padre asesinado, de darle nombre a su familia a través del toro bravo, pues era una de las grandes ilusiones del patriarca de la familia, por ello compró “Checayani” y ella adquirió “Yerbabuena”, el hierro del diestro español José Ortega Cano, más vacas y sementales colombianos de Juan Bernardo Caicedo y  Guachicono.

Pero nuestro Cristóbal Pardo, montado en un avión de aquí para allá y de allá para acá, nos cuenta que “lo mío es torear, yo nací torero y si bien sé que algún día tendré que colgar el traje de luces, mientras pueda y tenga facultades, nada pondré por delante de mi afición a ser torero”, exclamó sin titubear. Bueno y a la pregunta ¿entonces que hace usted administrando, manejando una ganadería en el Perú? Respondió: “¡Ah! es que adoro el campo, sobre todo el campo bravo, en el que me formé como torero y he aprendió a desentrañar sus secretos que no son nada fáciles. La propietaria de Checayani me ha dado toda la confianza para manejar la ganadería y hasta el momento, en muy poco tiempo, he conseguido vender 100 toros para corridas, festivales y demás festejos, sobre todo al sur del Perú, donde tiene tan buen predicamento éste hierro”.

Pero no todo es color de rosa, dice Cristóbal, “ya he recibido amenazas por parte de toreros como Alfonso Simpson y su padre y algunos ganaderos. Todo por ser colombiano y actuar tantas tardes en ese país, además, por posicionar al hierro de Checayani en la provincia peruana, pero nada me amilana para cumplirle a Rocío Torres, quien ha creído en mí”.

¿Cómo es eso que los toros de Checayani pastan a 4.300 metros de altura? “Si. La finca está en una topografía muy agreste, son altas montañas, muy altas, el terreno es muy quebrado. A veces pienso en cómo hacen esos toros para embestir, pues a esa altura, uno siente que escasea el oxígeno. Imagínese que si ganaderías colombianas como la del maestro Jerónimo Pimentel, “El Paraíso” que está a 2.800 metros o Santa Bárbara, del capitán Carlos Barbero a 3.200 metros y otras como Fuentelapeña, tiene dificultades, cómo será ésta que está casi en el techo del mundo. Las minas de oro de la ganadera están a 6.000 metros. Todo por allá queda muy alto y ¿se imagina el frío?, a veces amanecemos bajo cero”.

“Ya se está pensando en bajar de altitud un poco a los toros, a ver si mejoramos las condiciones. Checayani es una finca de 3.000 hectáreas, en la que hay 800 cabezas de ganado, entre vacas, novillos y toros, en un paraje muy bello y natural. Está en jurisdicción del municipio de Azángaro, a 40 minutos de Juliaca, en el Estado de Puno. Esta ganadería tiene recordación en Colombia, pues con ella tomó la alternativa en la plaza de Acho-Lima, el rejoneador bogotano Jorge Enrique Piraquive, de manos de Andy Cartagena y su amigo Diego Ventura. A propósito de Piraquive, ha sido el único rejoneador hasta el momento alternativado, en los 250 años de la histórica plaza de Acho”.

Cristo”, como se le llama cariñosamente al torero caldense, cerró el diálogo con ¡Los Toros! de RCN, expresando que por éstos días es más torero con los 15 festejos que tiene firmados en el Perú, agregados a los 8 o 9 en Colombia y que se siente ya casi ganadero, manejando Checayani, “los toros de las alturas”.

 

 

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