En Madrid se toreó y embistió de primor. Gran tarde del francés Castella que salió por la puerta grande

Ni Morante de la Puebla, ni “El Juli”, pudieron hacer lucir a sus precarios lotes de casta que les correspondieron. Lo dieron todo con la raza que les caracteriza, sobre todo “El Juli” que lo desborda su amor propio.

La fiesta la pusieron Sebastián Castella y “Jabatillo” de Alcurrucén. Que manera de torear que manera de embestir. Ambos, toro y torero rotos y entregados en los medios del ruedo de la primera plaza del mundo.

Sebastián Castella brilla con el capote en el saludo a la verónica, con chicuelina intercalada y una media al ralentí. ¡Y muy bien en el quite! Intervien Morante, con tres verónicas, dos de ella superiores. Promete el toro y el francés brinda al público. Comienza en los medios, cuando su habitual pase del péndulo. ¡Sin moverse! Sin respiración la plaza. Y tras los dos cambiados, por abajo. Madrid se pone en pie. toma la zurda, embiste humillado y largo el toro. Pierde la muleta. No pasa nada. Sigue con una fantástica tanda al natural. Cambia a la mano de la cuchara. La faena va in crescendo. Por ambos pitones. Torea la ralentí. Torerísimo. Templadísimo. Profundo, como la embestida. ¡Ole y ole! Remata con ayudados por bajo. Ruge la plaza. Hora de matar. Estocada cíada. Dos orejas y vuelta al toro, de nombre Jabatillo, una máquina de embestir.

Morante de la puebla, silencio y pitos
Julián López "El Juli", silencio y palmas
Sebastián Castella, dos orejas y silencio.