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Terminó San Isidro, pocos toros embistiendo y un Manzanares de esencia

La feria más importante del mundo, San Isidro en Madrid, concluyó su ciclo del 2016, con 30 festejos, varios llenos hasta las banderas, la gente acudiendo, cuatro toreros de a pie y tres rejoneadores, por la puerta grande y el Rey en su balcón.

San Isidro en Las Ventas de Madrid, es la feria más larga, más nutrida desde el punto de vista de la participación de hierros ganaderos y toreros. Se podría decir que es el campeonato taurino que quita y pone en el mundo del toro, para quienes quieren surgir en ésta actividad, incluyendo, aparte de los ganaderos y toreros, a rejoneadores, banderilleros, todo aquel que se vista de luces e incluso, aquellos que se quieren, desde el tendido, darse un Shampoo de popularidad.

En ésta versión del 2016 se presentó la positiva circunstancia que la gente asistió masivamente a la plaza de Las Ventas, registrando varios llenos y en otras tardes, arriba de la media plaza y tres cuartos de entrada, lo que es importante, si se tiene en cuenta que esta plaza tiene capacidad para 23.000 espectadores. Esto indica que la fiesta y la feria, tiene convocatoria.

Salieron por la puerta grande de Las Ventas de Madrid, los matadores Andrés Roca Rey, David Mora, Alberto López Simón y José María Manzanares, éste último triunfador de la feria, con una faena a un toro de la ganadería de Victoriano del Río, llena de clase, pureza y arte, a la que se le pidió el rabo y que hubiera sido bueno otorgar, para superar el de Palomo Linares conseguido en 1972 con mucho mérito y arrojo en otras circunstancias, pero que nunca superan las de la faena completísima y bella a un torazo del arquitecto del Río. Hubiera sido bueno renovar los conceptos de calificación de una faena para éste merecimiento y escribir otro capítulo, ya en el siglo XXI, de la primera plaza de toros del mundo.

También salieron por la puerta  grande de Las Ventas, los rejoneadores, Andy Cartagena,  Leonardo Hernández en dos oportunidades, quien comienza a perfilarse como renovación del cuadro que en la actualidad ocupa la cabeza de quienes practican el arte de Mari Alba y Sergio Galán. Aquí, en el capítulo de los rejoneadores se cometió la mayor injusticia en ésta feria y fue con Diego Ventura, quien en su primera comparecencia, de las dos que tuvo en Madrid,  le birlaron la puerta grande y una vez más, le negaron el rabo que bien merecido lo tenía, pues quienes le vieron, comentaron que es la actuación más sólida de Ventura en su carrera profesional. Todo quedó en una oreja para el rejoneador luso-español. Una vez más, Madrid patina en el pasado y se queda sin permitir que la historia se renueve en cuanto a resaltar a los toreros y los premios que bien merecidos los tienen. Injusticia por preservar conceptos caducos.

Se cortaron 23 orejas entre toreros de a pie y rejoneadores

Toreros como Sebastián Castella, quien fue el coletudo que más tardes actuó, cuatro, después de ser el triunfador del año anterior, quedó con saldo en rojo, no obstante el número de oportunidades.

Julián López “El Juli”, máxima figura del toreo, fue tratado con dureza y exigencia, en una participación de entrega y poderío.

Miguel Ángel Perera, en Las Ventas no alcanzó su nivel de otras tardes que le valieron el respeto de la plaza por su solvencia. Le pesa mucho aún al torero recuperarse de la fuerte cornada sufrida el año pasado en Salamanca.

Alejandro Talavante pasa por su mejor momento, Madrid lo vio y lo valoró.

David Mora, del cielo a la tierra, revalorizado con su puerta grande.
Iván Fandiño, se desinfla. No le vino bien la actuación en solitario del año pasado, cuando enfrentó toros de hierros muy duros y salió abroncado.  

López Simón es querido por la afición de Madrid y el corresponde, pero su puerta grande en ésta feria fue protestada. El año anterior casi alcanza al maestro César Rincón en su record de cuatro puertas grandes de manera consecutiva, el madrileño llegó a tres.

Andrés Roca Rey es el torero de la última promoción que más interesa, cayó de pie en Madrid y refresca a la exigente afición de la capital española con su variedad y tremendo valor. ¡Éste si que arrea!, aprieta a los demás y ya se coló en los carteles con las primerísimas figuras del toreo.

San Isidro 2016 fue una feria en la que pocos toros embistieron, sin embargo, quedará para el recuerdo, la bravura exquisita del toro “Malagueño” de la ganadería de Alcurrucén, de los hermanos Lozano (José luís, Pablo y Eduardo), premiados con la vuelta al ruedo y se queda corta la presidencia de la plaza de Las Ventas, pues otra vez se queda en el pasado con su valoración, éste toro era para indulto, lo necesitaba el campo bravo español  y que brilló en las manos del diestro David Mora.  Para destacar, el completo encierro que envió el arquitecto Don Victoriano del Río a la corrida de Beneficencia que propició el triunfo de Manzanares y López Simón. Decepcionaron encierros como los de Victorino Martín, a quien a propósito de sus toros, se le descubrió en ésta feria un azulejo en la propia puerta grande de la plaza, por ser la ganadería más importante en Las Ventas de Madrid. También fracasó Saltillo, los Cuadri.

El Rey Emérito Don Juan Carlos de Borbón y su hija la infanta Elena, ellos siempre tan taurinos, se hicieron presentes en varias corridas de ésta feria, lo que da un espaldarazo a la fiesta y le da ribetes de altura a nuestra cultural actividad.

A groso modo, así concluye la feria más importante del mundo, la que siempre nos depara cosas gratas y que en los detalles, pues se cuela lo negativo  o lo menos positivo, pero también la grandeza de la tauromaquia, como la bravura de “Malagueño” y la faena artística y de ensueño de José María Manzanares.

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