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En la Vuelta a España los generales lucen sus galones en Andorra

Este martes se cumplirá la cuarta etapa.

Los principales aspirantes al triunfo en la 72 Vuelta a España, los generales que aspiran a hacerse con el maillot rojo en Madrid el próximo 10 de septiembre, han protagonizado sobre las carreteras andorranas su primer enfrentamiento, antes de que la carrera se introduzca definitivamente en territorio nacional.

Los generales, aunque su rango todavía tardará algunos días más en concretarse, no han dudado al tercer día de pelea en vestirse con sus mejores galas y lucir sus galones para luchar por la victoria y abrir las primeras diferencias. (Froome sorprendido por ser el nuevo líder).

En la jornada que servía para decir adiós al territorio francés, que por primera vez en la historia ha acogido una salida de la Vuelta y que ha sido el escenario de los dos primeros días de lucha, la carrera ha recalado en el Principado de Andorra y el británico de origen keniano Chris Froome (Sky) con su temible ejército ha puesto a prueba a todos los que quieren ponerle trabas para conquistar una prueba que ya antes de su inicio dejó claro que para él constituye "un desafío, no una obsesión". (Así terminó la tercera etapa de la Vuelta).

Cuando ha puesto en funcionamiento su ataque personal, tras la labor de zapa de sus lugartenientes, el primero en hacerle frente ha sido el colombiano Esteban Chaves (Orica Scott) al que han seguido a escasa diferencia Romain Bardet (AG2R) y Fabio Aru (Astana), todos ellos presentes en el pasado Tour de Francia y salvo en el caso del sudamericano, que se recuperaba de una lesión, con sobresaliente protagonismo.

Al cuarteto, cuando se ha relajado un poco, se ha unido a la fiesta y para pelear por la victoria el italiano Vincenzo Nibali, el español David de la Cruz (Quick Step), el irlandés Nicolas Roche y el estadounidense Tejay Van Garderen (BMC), y el italiano Domenico Pozzovivo (AG2R).

En palabras de David de la Cruz, uno que ya supo en 2016 aunque con cierta sorpresa lo que supone vestirse de rojo en la Vuelta, las huestes que dirige Froome, de las que pasará a formar parte el próximo 1 de enero de 2018, han protagonizado "una exhibición" marcando "un ritmo muy agresivo".

Por su parte, Vincenzo Nibali, que viene de velar armas con tranquilidad tras ser tercero en el pasado Giro de Italia y que se supone que no llega tan cargado como los otros, ya dejó claro antes de arrancar la carrera en la francesa Nimes que a priori y por los nombres inscritos la Vuelta era como "un Tour", algo que desde el primer momento parecen estar dispuestos a confirmar todos a los que se les atribuye un mínimo de favoritismo.

De hecho, todos consideran que Froome, que quiere dar el salto del segundo cajón del podio hispano que ya ha ocupado en tres ocasiones al primero, ha traído los mejores acompañantes que ha tenido nunca en esta prueba.

Todavía quedan muchas batallas por afrontar porque, como ha recalcado De la Cruz al final de la jornada y después de lamentarse de no haberse vuelto a vestir de rojo, "esto no ha hecho más que empezar".

De todas formas y tras la experiencia del pasado Tour de Francia, en el que Romain Bardet se quedó a un solitario segundo de perder el tercer puesto del podio que finalmente ocupó, todos han demostrado que no van a renunciar a pelear por ninguno de los segundos que concede la organización, bien en forma de esprines especiales, en los que Froome ya se ha hecho con 2 segundos, o la etapa en la que ha vuelto a sumar otros 4, por detrás de Nibali (10) y De la Cruz (6).

Además el Tiburón italiano venía de dar la primera dentellada el día anterior en la segunda etapa, una jornada llana, en la que arañó 5 segundos a sus adversarios, mientras que el keniano ha recordado en cuanto ha podido que en 2011, en su debut en la Vuelta, la victoria se le escapó por tan solo 13 segundos frente al español Juanjo Cobo. Aquí nadie está dispuesto a dejar escapar nada que tenga al alcance de su mano.

Cualquier oportunidad se antoja buena para unos generales que saben que el campo de batalla de una carrera ciclista es tremendamente abierto y cualquier sitio puede ser bueno para tratar de sorprender al enemigo y batirlo.

La Vuelta es un territorio sembrado de minas en el que cualquier lugar puede convertirse en terreno abonado para lanzar un ataque al enemigo.

Froome no olvida que el año pasado camino de la estación invernal de Formigal, uno de los generales que hoy ha dejado maltrechos como es Alberto Contador, le planteó una batalla en favor del colombiano Nairo Quintana (Movistar), ausente en esta ocasión, de la que salió derrotado. Allí vio frustrado su sueño de ganar la Vuelta y en esta ocasión va a intentar no volver a padecer la misma pesadilla.

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