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Respeto a la convivencia, un nuevo estilo de fútbol en Colombia

Decenas de niños y niñas se reúnen los fines de semana en el estadio de Soacha, periferia de Bogotá, para jugar un nuevo estilo de fútbol, el Golombiao, en el que no gana el que marque más goles, sino aquel que mejor respete al contrario en este país marcado por la violencia.

Esta barriada que se levanta sobre terreno de arcilla a la salida sur de Bogotá resume los dramas del conflicto armado que durante casi medio siglo ha marcado a Colombia. No sólo concentra el mayor número de desplazados por la violencia de este país, sino que de sus calles fueron sacados bajo engaño hace un lustro un grupo de jóvenes que luego fueron presentados como guerrilleros muertos en combate por militares que buscaban con ello obtener beneficios como días francos o felicitaciones, un caso conocido como el de los "falsos positivos". Pero con la mente lejos de esos dramas, dos equipos mixtos saltan a una pequeña y verde cancha en Soacha, a probar su respeto a las normas de convivencia y a la equidad de género. El Golombiao o Fútbol por la Paz tiene tres etapas El Golombiao o Fútbol por la Paz tiene tres etapas. "Primero se establecen reglas de convivencia. Segundo, se juega un partido entre equipos mixtos. Tercero, se evalúa y decide aquel que más jugó limpio", explica el joven Edison Rojas, coordinador del partido organizado por la fundación Tiempo de Juego, miembro de la red internacional Street Football World. Tras seis años de creada, Tiempo de Juego reúne los sábados a unos 250 niños y jóvenes de entre cinco y 18 años con Fútbol por la paz y durante la semana a más de 2.000 para otras actividades deportivas y de socialización. "Fútbol por la Paz se implementó como una iniciativa que encontró en el deporte una solución para evitar el reclutamiento de los niños y jóvenes en pandillas y grupos armados ilegales, la drogadicción y al embarazo adolescente", dice William Jiménez, coordinador regional de Tiempo de Juego. Asimismo otras ONG y fundaciones recurren a este particular estilo de fútbol para intentar formar a niños y jóvenes en valores, derechos humanos y convivencia en variadas regiones de Colombia. En Soacha, el equipo Los Negros ha tomado la iniciativa. A través de rápidos pases se acercan a la portería de su rival, los Rojos, y la atacante Juliana, de once años, lanza un cañonazo que se eleva por el travesaño. Sus compañeros, de entre 9 y 13 años, la aplauden y le prometen seguir pasando el balón. El juego se torna intenso El juego se torna intenso y ambas escuadras luchan por anotar, pero Juliana es derribada. El juego se suspende temporalmente, mientras sus compañeros le ayudan a levantarse y cada uno de los Rojos la abraza y le pide disculpas. El partido va a penales. Al terminar ambos equipos se felicitan mutuamente y realizan una autoevaluación que determina el triunfo de Los Negros, pese a que los Rojos dejaron el marcador a su favor 1-0. En Colombia, miles de niños y jóvenes son víctimas de una espiral de violencia. Entre noviembre de 1999 y agosto de 2012 un total de 4.978 menores de 18 años se han desvinculado de grupos armados ilegales, según el estatal Instituto de Bienestar Familiar. En 2011 fueron reportados 52.679 desplazados por la fuerza, de los cuales 48% son niñas y 52% niños, de acuerdo con el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). "El gobierno adoptó en 2003 este estilo de fútbol como una política de convivencia para la niñez y juventud colombiana, que nombró Golombiao. Esta práctica se ha extendido también al baloncesto, atletismo y voleibol", refiere Juanita Méndez, coordinadora del programa gubernamental Colombia Joven. Según Unicef, que apoya a Colombia Joven en el marco de su programa mundial "Sport for Development", a lo largo de nueve años el Golombiao ha logrado que más de 65.000 personas en decenas de municipios de más de 13 departamentos colombianos practiquen esta actividad.
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