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Juan Román Riquelme, Boca Juniors
Juan Román Riquelme, el eterno 10 de Boca Juniors.
AFP

La muerte del 10

El volante creativo de antaño ha tenido que transformarse con el pasar de los años.

El fútbol mató al volante “10”. Ya no camina por esa zona habitable entre el círculo central y la media luna de las 16 con 50. El andar cansino y los brazos como jarra se extinguieron. Un lástima por la magia, una bendición para el pragmatismo y una pregunta abierta ¿Qué pasó con el enganche?

Empecemos por definir qué o quién es número “10”.  También conocido como “volante de creación”, es un jugador con unas calidades técnicas excelentes; gran visión de juego, pegada impecable de media distancia, buen tiro libre, no cabecea mucho, corre poco y tiene poco compromiso con la táctica. Un “10” rara vez defiende y va al piso por el balón. Ejemplos hay varios; Riquelme, Valderrama, Ronaldihno o Zidane.Todos unos hombres impecables a la hora de tratar al balón y  que contaban con una gran ventaja: el fútbol de su época era otro.

Empecemos por el francés y tomemos como referencia la final de la Copa del Mundo Alemania 2006 frente a Italia. El equipo dirigido por Raymond Domenech formada con un 4-2-3-1: en el cuatro de fondo estaban Sagnol, Thuram, Gallas y Abidal. En la zona de recuperación Makekelé y Vieira. En el tres de medio campo, por izquierda Malouda, por derecha Ribery y el centro Zidane teniendo como punta a Thierry Henry. Zidane, un“10” clásico.

Segundo caso, Juan Román Riquelme. El marco a examinar es el Boca Juniors vs. Real Madrid de la Copa Intercontinental del año 2000. Juan Pablo Varsky, quien ejercía de comentarista para esta transmisión, decía: “el 4-3-1-2 clásico, marca registrada que ha llevado a Boca a esta final del mundo”. En nombres eran Ibarra, Bermúdez, Traverso, Matellán como defensa de cuatro. Tres de contención con Basualdo, Serna y Battaglia. El “uno” del esquema responde al nombre de Riquelme, una línea de conexión con Delgado y Palermo. El Feudo del “10” estaba allí para ser recorrido de izquierda a derecha con total libertad táctica.

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Hoy es imposible contar con un “10” por varias razones. Primero, el compromiso físico, y aquí es muy útil el ejemplo de Ronaldihno. Cuando el brasileño estuvo en su mejor estado atlético fue el mejor jugador del mundo, la exigencia táctica de propios y rivales terminó con un hombre que desperdició su talento por falta de disciplina. Segundo, la velocidad del juego. La consecuencia natural de la profesionalización del futbolista y su paso al modo atleta, acabó revolucionando la estrategia de juego.  En el fútbol moderno reinan la presión, la intensidad y aceleración.

En tercera medida, como consecuencia de las dos anteriores, nació la necesidad de usar esquemas que respondieran a las necesidades del juego y/o a la terquedad del director técnico de turno. Es entonces cuando saltan de manera masiva a la palestra el “4-1-4-1”, el “4-4-2” y el hoy ponderado “4-3-3”. En los dos primeros sistemas, el enganche puede convivir, pero no se para en la mitad de cancha. El creativo se puede ubicar a un costado del campo y progresivamente saltar al centro, solo retornando a su sitio original para cumplir con la popular “sombra”. En el 4-3-3 no existe el “10” de antaño.

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Desde el “4-3-3” de Guardiola en el Barcelona, el “10” cambió para siempre, pero no murió. El catalán en su propuesta, que ha llevado a Manchester City también (porque en Bayern Munich el esquema apuntó más a un 4-1-4-1), ha encontrado en los volantes interiores a los tipos que tienen que cumplir con las cualidades de un enganche. Posicionalmente el “10” cambió de zona, pero es vital para construir juego interior y abrir a las bandas con los extremos. En el Barca estaban Iniesta y Xavi, en el City sencuentran de Bruyne y Silva. Sobre estos últimos el mismo Xavi Hernández dejaba estas palabras en enero de 2018 “De Bruyne y Silva se han adaptado al mediocampo porque son esa clase de jugadores que saben perfilarse en 360 grados, se giran para los dos lados, ven todo el campo”. ¿No son estas las cualidades de un “10”?

Entonces, el volante creativo de antaño no murió, solo tuvo que transformarse. El fútbol moderno pide sacrificio y sacrificó, en el altar de la táctica, al anhelado número diez.

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Antena 2
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