La pista pide pista en Colombia

El ciclismo de pista es tan antiguo como el de ruta, pero en Colombia su historia comienza, paradójicamente, con la primera medalla de oro ganada por este deporte en un evento internacional, precisamente en Guatamela, con motivo de  los Juegos Centroamericanos de 1950, en la prueba de los 4.000 metros por equipos, cuando en Colombia  aún  NO HABÍA VELODROMOS...

Sin embargo, esa historia siguió enriqueciéndose con el paso de los años y la aparición de formidables talentos para las diversas especialidades, como pudo verse   en los Juegos Panamericanos de 1967 en Winnipeg (Canadá),  donde la ÚNICA MEDALLA DE ORO DE LA DELEGACIÓN COLOMBIANA fue la conseguida por el inigualable campeón Cochise Rodríguez en los 4.000 metros persecución individual, prueba de la cual también sería Campeón Mundial en 1971 en Varese (Italia).

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Y desde entonces hasta hoy, la pista ha sido un gran referente del ciclismo colombiano, pero en esa misma proporción también se ha visto aislada, sin apoyo ni credibilidad y  sin programas que aseguren su continuidad, convirtiéndose, contra viento y marea, en un poderoso proveedor de talentos –hombres y mujeres- y receptor  de títulos, medallas y hazañas  a todo nivel, pasando por el  ciclo olímpico,  campeonatos regionales, mundiales y en  certámenes como la Copa del Mundo que estamos celebrando.

La historia más reciente de la pista colombiana se remonta al año 2000 cuando finalmente  la FCC y Coldeportes, así como el COC, decidieron apoyar en forma permanente  a un grupo de corredores de la pista, que poco a poco fueron encontrando el camino para emerger en el ciclismo de hoy, contando con el Velódromo de Cali como escenario mundial para la realización de varias válidas de la Copa Mundo; eso sin contar con un torneo orbital que sirvió como trampa de lanzamiento para la consagración de quienes en Colombia se dedican con cuerpo y alma a los velódromos .

Y se siguen consagrando como sucedió con Kevin Quintero y Martha Bayona recientemente en Australia, con motivo de la quinta válida de la Copa Mundo  en la famosa prueba del Keirin, donde  acudieron todos los componentes que se necesitan para triunfar ante los mejores del mundo y lograr afanosamente el cupo que les permita llegar a  los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

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A pesar de todo, en los últimos cinco años la sombra del abandono y el descuido ha vuelto a rondar en los velódromos colombianos. Es así como hoy las pruebas de persecución individual y equipos, Scratch, Madison, prueba a puntos, Ómnium y demás, que se denominan carreras de semifondo y que  en muchos eventos fueron la fuente de títulos y medallas, hoy prácticamente no existen.

Esto hace urgente un replanteamiento total por parte de la FCC, a fin de rescatar con miras a París 2024; en estas disciplinas también tenemos el talento, clase y determinación suficientes para seguir siendo motivo de orgullo cuando se hable de ciclismo en pista y aparezcan los representantes de un país que también es potencia mundial en las diversas modalidades: Colombia.