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Robert Farah, Juan Sebastián Cabal
Robert Farah y Juan Sebastián Cabal, campeones del US Open.
AFP

Vida después de Cabal y Farah

Además de María Camila Osorio, de ahí para atrás el panorama es incierto.

El tenis colombiano vive su mejor  momento histórico. El US open reciente nos dejó un título de dobles masculino profesional e individuales femenino junior.  Cabal y Farah encarnan la cúspide de un proceso que como el de Colsanitas ya cumple tres décadas de  apoyo irrestricto. Lo que viene  es relativamente esperanzador.

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María Camila Osorio es la llamada a codearse en la élite mundial. No solamente es su exitoso proceso en categoría junior, es que su tenis ha mejorado considerablemente  en este año de transición al profesionalismo. Tuvo en pequeño bache en los Panamericanos que superó con creces después al hacerse con dos torneos en Ecuador y el US open junior. Ha mejorado su saque y su derecha considerablemente. Ahora tiene variantes que antes no. Pero lo mejor es su temperamento. Es valiente, no le teme a nada, disfruta en la cancha. En condiciones normales Osorio tiene tenis para habitar el top 50 y acercarse al puesto 16 que alguna vez ocupó Fabiola Zuluaga.

A la par de la cucuteña venía Emiliana Arango que ha sido víctima de lesiones graves que cuando se presentan justo en la transición al profesionalismo pueden pasar cuentas de cobro irreversibles. Ya no trabajará más con Mauricio Hadad y de la mano de Alejandro Falla espera recobrar los buenos hábitos que ya le conocemos. El pronóstico es incierto pero su constancia pueden devolverla al camino por el que ya caminaba con propiedad. Si lo logra puede ser top 100 consistente. De ahí para atrás el panorama es incierto. Herazo espera confirmarse, Samudio está intentándolo pero no hay señales claras que indiquen, todavía, que puedan hacer parte de la élite.

En los hombres la cosa preocupa. Giraldo da señales de estar en el final de su exitosa carrera, Gonzalez intenta mantenerse pero cada vez le cuesta más volver al lugar que algún día ocupó. Hay buenas actuaciones en torneos Futuro de Cristian Rodríguez y Eduardo Struvay, pero ellos pero se ven distantes de llegar, a una edad ya madura, a  jugar el circuito Challenger consistentemente. Ojalá lo logren, son puro corazón y talento les sobra a los tres.

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El futuro queda en manos de Daniel Galán, habitante del top 300 permanente en los últimos dos años y ya supo estar entre los 200. A sus 23 años está en el momento de dar el salto. Hizo semifinales en el 250 de Houston con lo que se demostró a sí mismo que no hay límites. Su 1.91 m de estatura representan un biotipo difícil de encontrar en nuestro país. Si mejora su juego de piernas y desaparecen las lesiones en sus muñecas tiene todo para ser top 100 consistente en la próxima temporada.

La otra carta es Nicolás Mejía. A sus 19 años ya supo ser top 5 en categoría junior, está en el año de transición al profesionalismo y ya ha ganado torneos Futuro en México, jugado finales en otros tantos y jugado algunos Challengers. Nicolás es un tenista fabricado en Estados Unidos, que ya tiene su juego bien armado y versátil. Está bien preparado físicamente y va paso a paso. Creo que representa la gran esperanza del tenis colombiano masculino de cara al futuro porque en su desarrollo no se ha dejado ningún detalle al azar.

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Antena 2
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