Bailoteca en el ruedo de Manizales

Con clima muy agradable, altas temperaturas y algo más de media entrada en los tendidos, se llevó a cabo la novillada en la que actuaron Santiago Gómez, Luís Miguel Castrillón y Santiago Sánchez Mejía, con un bonito encierro de la ganadería de Cerrobermejo. Apropósito del encierro, tuvieron los novillos una bonita lámina, pero escasos de fuerza, tuvieron buenos comienzos, pero malos finales, fijeza toda, pero sin fondo, sin fuelle. Se destacó el cuarto, por bravo, noble y fijo, aunque embistió a media altura. Hubo baile en el ruedo de la Monumental de Manizales ¿por qué?, pues porque los novilleros no se quedaron quietos, no afirmaron las zapatillas en el ruedo y bailaron al son del mejor vals. En el toreo hay una vieja máxima y es que el que se tiene que mover es el toro y el torero servir de eje y quedarse más quieto que una vela, lo demás no sirve. No se trata de descuerar a quienes empiezan, pero estamos hablando de muchachos que ya tienen alguna trayectoria, incluso algunos de ellos vienen de España de actuar en algunos festejos y de hacer campo, así que no hay escusa y menos de estar más por las formas que por las normas del bien torear, están más por la frivolidad que por el contenido y todo lo dejan en el paseíllo, en los adornos y esto en vez de resultarles auténtico, les sale es cursi. No corren la mano, no embarcan al novillo, no mandan en su embestida. Esto de ser torero es muy serio, no es un juego y hay que acompasar más la escena teatral cuando se está frente al toro. No hubo nada en cuanto al resultado y al desempeño de los jóvenes espadas, aquienes yo no voy a retirar de su sueño de ser toreros, pero sí deben pensar sobre cómo están haciendo las cosas y para donde van.