Pablo Hermoso “el Belmonte” del rejoneo

El festival taurino en Manizales está convertido en el festejo más importante en la programación de ésta feria y su motivo es muy bonito y solidario, ya que todo lo recaudado es para el hospitalito infantil de la Cruz Roja que atiende a niños con cáncer y otras terribles enfermedades. Se lidió un muy bien presentado encierro de Las Ventas del Espíritu Santo, de bella lámina y estampa, pero infortunadamente entre la falta de casta y algunos accidentes en el ruedo, cinco de ellos no respondieron. Lo grande pasó con el sexto y último, con más alegría y fondo, del que dio buena cuenta el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, quien estuvo magistral. Pablo Hermoso de Mendoza es el rejoneo. Siempre se ha dicho que los taurinos somos gente sensible y eso no solo es de nombre o una expresión más, es porque es de verdad, aunque algunos nieguen posando de puristas, los detalles de los que se nutre el espectáculo. Esto lo digo porque quieren desconocer la grandeza de Pablo Hermoso frente al novillo toro del festival que si la banderilla, que si el rejón de muerte un pelín desprendido, pero señores, es que Pablo es el rejoneo, no hay otro igual y todo lo que hace con sus caballos, incluso sin banderillas en las manos, toreando con Ícaro, Manolete, Pirata o Churrumay, es sencillamente de otro mundo. Pablo es “El Belmonte” del rejoneo, el hombre de la geometría del toreo a caballo, por la forma como carga la suerte, los quiebros abrochados que hace, los rizos en la cara del toro, su toreo de costado perfeccionando al de Joao Moura y todo eso se lo hace a una vaca en un tentadero a campo abierto, a un novillo y porsupuesto, al toro toro con cuajo de edad cinqueña, en fin, no nos tocó la época de Belmonte, ni la de Manolete de a pié, pero sí la del rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza. Resultado del festival: Guillermo Perla Ruiz, silencio tras tres avisos. El Juli, palmas. Paco Perlaza, palmas tras petición. El Cid, palmas. Sebastián Castella, silencio. Pablo Hermoso, dos orejas. Plaza que registró un lleno cómodo, no apretado.