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Primera corrida del 2019 en Bogotá
Danilo Arenas

Los tres toreros abren la puerta grande de la Santamaría

Una tarde soleada que vio cómo se llenaba la primera plaza de Colombia.

El español Julián López “el Juli”, el colombiano Luis Bolívar y el peruano Andrés Roca Rey salieron este domingo a hombros en la Plaza de la Santamaría, en la primera corrida de la temporada 2019 en Bogotá.

Los diestros les cortaron seis orejas –dos cada uno- a toros de la ganadería de Juan Bernardo Caicedo, desiguales de presentación y de comportamiento, en una tarde soleada que vio cómo se llenaba la primera plaza de Colombia.

“El Juli”, cabeza de cartel y quien ha venido siempre a Bogotá en sus 21 años de alternativa, no pudo hacer mucho con su primero, un toro manso y con peligro, aferrado al piso y que se defendía. Palmas cariñosas al torero y pitos al toro.

En su segundo sacó a relucir toda su torería al saludarlo con ceñidas verónicas y chicuelinas y con las infaltables lopecinas, coreadas por un público entregado. El madrileño le endilgó derechazos templados con la muleta, varias veces rematados con desplantes toreros, mientras el toro repetía con ritmo, nobleza y acometividad.

Mando, mano baja, cadencia, parsimonia y quietud exhibió “el Juli” para hacerse con la embestida del buen cuarto, que recibió como recompensa por ser el mejor de la tarde las palmas del respetable tras un estoconazo. Dos orejas.

Una y una de Bolívar

El primero de Bolívar –segundo de la tarde- acudió al capote y peleó en el caballo, tras lo que el torero le hizo un quite por chicuelinas y revoleras jaleadas por los aficionados.

Lo entendió bien y le dio la lidia que pedía. Tandas templadas y ajustadas, sobre todo con la derecha, a un toro que acudió con ímpetu, fijeza y clase. Una oreja tras espada entera y caída. Palmas para el juanbernardo.

Su segundo -quinto de la tarde- no fue tan bueno como se espera de los quintos: dizque no hay quinto malo. Este se hizo dueño y señor del ruedo con sus arreones y sus embestidas bruscas y rebrincadas.

Cuando no se esperaba mucho, Bolívar se plantó en la arena y comenzó a enseñarle a embestir haciendo gala de pundonor, ganas y entrega. No faltaron las espaldinas ceñidas y los remates con molinetes. Espada entera y una oreja.

Roca Rey, en su papel de revulsivo de la fiesta brava por su juventud, arrojo y frescura, se interpretó bien a sí mismo. En su primero encantó al público con sus cambios por la espalda, sus arrimones, su variedad y valentía. Lo recibió con las suaves verónicas de su templado capote y le ejecutó un variado quite adornado de chicuelinas, tafalleras, caleserinas y brionesas.

Con la pañosa le endosó escalofriantes cambios por la espalda y se pegó un arrimón pegado a tablas con pases e improvisaciones de todas las marcas, en los que expuso el tipo con verdad, pinturería y temeridad. Entre el cuerpo del torero y las tablas solo cabía el toro y entre este y aquel apenas pasaba un hilillo. El peruano, por encima de los condiciones del astado. Estocadón y dos orejas.

Poco por hacer en el último, un toro que salía suelto y tenía una embestida descompuesta. Fue tanto lo que intentó y expuso que en una ocasión fue desarmado y en otra mordió el polvo del ruedo tras una peligrosa voltereta. Pese a ello, siguió porfiando sin lograr su cometido. Tras pinchazo sin soltar, cobró una estocada entera y un descabello. Palmas.

Ficha del festejo:

Toros de Juan Bernardo Caicedo, de presentación y juego desiguales. Algunos descastados y faltos de fuerza. Sobresalió el cuarto, el mejor de la tarde, premiado con palmas en el arrastre y al que “el Juli” le cortó los dos apéndices.

Julián López “el Juli” (azul marino y oro): palmas cariñosas y dos orejas.

Luis Bolívar (azabache y oro): una oreja y una oreja.

Andrés Roca Rey (azul eléctrico y oro): dos orejas y palmas.

Plaza llena en tarde soleada.
 

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Sistema Integrado Digital
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